ENTRE DOS MUSLOS

Fue en la sala de entrada a la Biblioteca del Teatro Principal en Burgos capital, junto a la máquina de café, cunado una joven, a quien mi amigo y yo mirábamos con deseos y presuras de pasión, colocó uno de mis libros: “Unas Ladillas Trinas Me Hacen Bailar Sevillanas”, entre sus dos muslos, abierto por la mitad.

Que yo recuerde esto me hizo mucho bien, pues sentí que mi pene se agrandaba y me animaba a meterme con ella con descaro.

Ella me miró y me hizo señales con los ojos. Al instante, yo dirigí mis ojos a su entrepierna viendo unos pelillos, no sé si chicos o grandes, que me indicaban que ella no llevaba bragas.

Ella se puso a hacer que leía atenta y, antes de pasar página, me levanté poniéndome delante de ella, desplegando mis manos, y marcando paquete haciéndole una observación bien grata.

-Amiga, la verdad primero. ¡Cómo me gustaría concebir un nuevo libro en ese tu Cuerpo que me ilustra en el lenguaje y me incita a la pasión¡

Ella levantó la vista del libro; me miró algo contrariada, diciéndome:

-Tu voz o sonido bronco te definen. Eres bien desapacible. Te presentas cual Jumento, con lo bien que escribes.

Yo pasé de su comentario, y le dije:

-Perdona mi atrevimiento. No extrañes mi osadía. Me encantaría separar tus dos mulos descubriendo esos dos hermosos labios y esas dos ninfas, abriendo bien tu vagina, pura delicia para mis dientes blancos, puros, limpios, tersos, recién hechos unos implantes.

-No me vengas con el cuento. Lo que tú quieres es follarme ¿no?

-Pues sí. Quiero follarte a lo Jumento, pues es lo más gratificante que puede tener el ser humano. La Historia y su Arte de Amar nos lo refieren.

-Voy a aclararte unas cosillas: He sido modelo en Calzedonia, empresa Italiana que produce ropa interior, medias y trajes de baño y, ahora estudio Enfermería. He conocido muchas pollas esenciales y propias de este objeto. Todas son muy parecidas; pero, la verdad, es que no me he comido una polla de Poeta, que supongo viene a ser como las otras.

-En todas partes, los órganos genitourinarios vienen a ser lo mismo, maja. De todas las posturas del Kama Sutra ¿cuál es la que más te gusta?

-A mí me gusta la postura de la Estrella de Mar. El macho se sube encima de mí, colocando sus brazos junto con los míos, emitiendo el esperma dentro de mi vagina desde el estímulo de sus huevos o pelotas.

-Ya. Me parece un acierto y me gustaría probarlo. Sé que todos, todos follamos igualmente sin diferencia alguna en las posturas. Pero yo creo que aventajaré en mucho a otros que te han habitado.

-Sí, en todas partes, macho que es buen macho sabe bien follar. De lo sonoro del clamor o grito durante el sexo depende de ser el macho joven o estar viejo o enfermo. Tú ¿cómo estás?

-Yo creo que voy a responder como te mereces. ¿Cuándo lo hacemos?

-Ahora tengo que estudiar; y es justo que lo dejemos para otro momento. Además, quiero terminar de leer tu libro y hacer un elogio del mismo cuando follemos.

-Me parece muy bien, amiga. ¿Me das tu teléfono?

-No. Otro día. Nos vemos de nuevo en la Biblioteca, y, después quedamos para que me comas y jodas el bizcocho.

-Recuerda que voy a aventajar a tus otros machos. Mi razón es sencilla, inteligible, penetrante.

-A ver si es verdad, majete.

-Daniel de Culla